La IA puede acortar considerablemente el proceso de mejora de los cultivos, al tiempo que reduce el uso de fertilizantes y la mano de obra humana necesaria en la agricultura. Según los expertos del Centro de Investigación Agrícola HUN-REN (HUN-REN ATK), es esencial que los agricultores nacionales se abran más a las soluciones basadas en la IA, ya que pueden suponer un importante ahorro de tiempo y costes, incluso para las explotaciones más pequeñas.
La inteligencia artificial ya está presente en casi todos los campos de la ciencia, y la agricultura no es una excepción. Más al oeste, ya se utilizan tecnologías en vastos campos donde sólo una de cada diez cosechadoras está controlada por un humano, mientras que las demás siguen sus movimientos de forma autónoma. Aunque la legislación vigente en Hungría aún no lo permite, cada vez hay más herramientas basadas en la IA que ayudan en las tareas agrícolas domésticas.
El uso de drones también está sujeto a una normativa estricta, pero ahora se utilizan para evaluar los daños de la sequía desde el aire y ayudar a determinar las necesidades exactas de nutrientes de zonas concretas de la tierra.
“La mayor ayuda en la toma de decisiones la proporciona la IA”, subraya Roland Hollós, investigador del Instituto Agrícola del Centro de Investigación Agrícola HUN-REN (HUN-REN ATK MGI), que afirma que, tras analizar los procesos y los datos, la IA puede tomar decisiones rápidamente, incluso en minutos, lo que antes tardaba semanas. Esto también ha hecho que la identificación de las enfermedades de las plantas sea mucho más rápida y precisa, mientras que antes este trabajo se hacía de forma mucho más lenta, utilizando sólo humanos.

La inteligencia artificial puede revolucionar el cultivo de plantas y la agricultura húngara
En el fitomejoramiento, el tiempo es un factor crucial -subrayó Nándor Fodor, Director del HUN-REN ATK MGI. Actualmente, se tarda unos diez años en sacar al mercado una nueva variedad vegetal, pero con el uso de la inteligencia artificial, este tiempo puede reducirse a seis o siete años. “A primera vista, tres o cuatro años pueden no parecer una diferencia significativa, pero teniendo en cuenta que entretanto se necesitan menos cruces y menos uso de productos químicos, la IA puede suponer un importante ahorro de costes en la mejora”, añadió el director del instituto.
Según Roland Hollós, investigador de HUN-REN y embajador de IA del instituto, la IA puede aplicarse a todos los procesos de mejora vegetal, ya que puede analizar conjuntos de datos complejos que contienen información genética, medioambiental y fenotípica. Al procesar grandes cantidades de información genética, los algoritmos de aprendizaje automático pueden identificar patrones que determinan los rasgos de las plantas y predecir los resultados esperados con gran precisión. Como resultado, pueden desarrollarse con mayor rapidez y eficacia variedades vegetales mejor adaptadas a las características climáticas y del tipo de suelo.
Aunque cada vez más empresas ofrecen servicios basados en la IA para las explotaciones más pequeñas, muchos agricultores nacionales siguen mostrándose cautelosos ante las nuevas tecnologías. “La IA tiene que superar décadas de arraigo. Muchos agricultores toman decisiones sobre los fertilizantes basándose en la experiencia, en vez de en los datos de los análisis del suelo y en recomendaciones profesionales fiables. Pero la IA puede ayudar a reducir la cantidad de productos químicos aplicados, lo que beneficia no sólo al suelo y al consumidor, sino también al agricultor”, afirma Roland Hollós.
El pasado otoño, la Red de Investigación Húngara HUN-REN puso en marcha el programa AI 4 Science, cuyo objetivo es proporcionar a los investigadores todas las herramientas, servicios y asesoramiento basados en la IA que necesiten para trabajar de forma más eficiente en la ciencia. La iniciativa también ha tenido un gran éxito entre los investigadores de HUN-REN ATK, que ya han utilizado la IA para la redacción de instrucciones, el análisis de artículos científicos y diversas tareas de modelización.
“La inteligencia artificial es el futuro de la investigación agrícola en Hungría”, subrayó Roland Hollós. Añadió que, aunque los investigadores están cada vez más abiertos al uso de la IA, aún queda trabajo por hacer para lograr un cambio de actitud. “La IA no sólo ahorra tiempo, sino que también ayuda a poner en práctica los resultados de la investigación, creando así un valor real para la sociedad”, afirmó.